16 mayo 2007

Memento: memoria de pez

La amnesia es un tema de grandes posibilidades dramáticas y muy explotado por el cine, que ha generado una serie de estereotipos sobre este transtorno no siempre acertados. Probablemente el tópico más extendido al respecto sea el de la persona que se da un golpe en la cabeza o sobrevive a un accidente y pierde la memoria. La imposibilidad de recordar puede tener un origen físico o psicológico; si la causa es un daño físico en el cerebro la amnesia puede o no ser retrógrada, es decir, el paciente puede recordar o no lo que ocurrió antes de su accidente, pero siempre va a ser anterógrada, es decir, el enfermo va a tener grandes dificultades en retener nuevos datos en su memoria. La película Memento, que en su día sorprendió por su estructura narrativa hacia atrás en el tiempo y por mostrar un caso de amnesia anterógrada en el que el protagonista tenía que escribirse en la piel hasta el más mínimo dato si quería recordarlo al cabo de unos pocos minutos, es una de las que más se aproxima a la realidad de un amnésico.La información antigua está mucho más anclada en nuestro cerebro que la nueva que va llegando, por lo que en el caso de daños cerebrales la primera dificultad que va a surgir va a ser la de recordar la información más reciente.

Por lo tanto la mayoría de películas que tratan sobre pacientes que no recuerdan quienes son ni ningún detalle anterior al momento de su accidente pero que no tienen problema en almacenar nuevos recuerdos y construir una nueva vida, como ocurre en La ardilla roja, Buscando a Susan desesperadamente, The majestic y larguísimo etcétera, no son verosímiles puesto que en todas ellas el origen de la amnesia es fisiológico; además la curación por medio de un segundo golpe en la cabeza es pura invención del cine. Otra cosa es si el origen de la amnesia es un trauma psicológico; en ese caso la enfermedad ya resulta más próxima a lo que cuentan las películas: la memoria suele volver tarde o temprano, tan pronto como el enfermo vuelve a recuperar el equilibrio emocional, y la capacidad de generar nuevos recuerdos está intacta, puesto que no hay daños físicos en el cerebro.

En uno u otro tipo de amnesia, la pérdida de memoria no supone la disminución de otras capacidades del enfermo, que puede hablar idiomas extranjeros o tocar instrumentos de música aunque no pueda recordar qué cenó la nocha anterior. Para quien desee leer más sobre la amnesia y el cine, les recomiendo este interesante artículo, además de recordarles que ya habíamos tratado en el blog el tema de un caso particular de amnesia de origen emocional, la fuga psicogénica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues eso, que gracias.