Si alguien sigue la inclasificable serie Nip Tuck se sorprendería, si es que algo puede sorprender ya en un culebrón tan desatado, cuando al final de la primera temporada el doctor Troy asiste al nacimiento de su hijo, y la blanca y pálida madre da a luz a un niño negro. Naturalmente el confuso doctor llega a la conclusión de que él no es el padre del bebé, pero el caso es que sí podría darse el caso de un niño negro nacido de padres blancos o al revés.
El biólogo checo Mendel enunció las leyes de la genética en el siglo XIX estudiando los guisantes, en concreto las diferencias y semejanzas que se daban entre una generación de plantas y la anterior. Observó que no siempre los descendientes mostraban una mezcla de las características que heredaban de sus padres, sino que muchas veces manifestaban sólo las de uno de ellos (lo que denominó el gen dominante). La otra característica (el gen recesivo) desaparecía en la segunda generación, pero curiosamente volvía a surgir en la tercera: aparecían plantas de semillas verdes como resultado de cruzar dos plantas que tenían ambas semillas amarillas.
La conclusión de estas leyes de la genética es que todos los seres somos portadores de muchos genes "débiles" que están ocultos o disimulados por otro gen más fuerte y que, aunque no se manifiesten en nosotros, sí se pueden transmitir a nuestros hijos. Si una persona de piel muy pálida y otra de piel morena tienen descendencia, el color de piel del bebé será el de aquél de sus progenitores que tenga un gen más fuerte en lo que se refiere a producción de melanina. Si ambos genes tienen la misma fuerza, la piel del hijo será de un tono intermedio (otra cosa es que en la sociedad racista todo el que no tenga la piel completamente pálida sea considerado negro porque ya vimos que las razas son un concepto cultural y no biológico), pero de no ser así, la piel del bebé puede ser desde casi blanca hasta muy oscura. Una persona de piel pálida puede, por lo tanto, ser portadora de genes productores de melanina si tiene algún antepasado negro. Si tiene un hijo con otra persona con la misma herencia genética el niño puede ser negro, siendo blancos tanto el padre como la madre. Eso sí, esto hasta ahora era muy difícil que ocurriera porque los matrimonios entre personas de distintas razas han estado mal vistos (incluso prohibidos en muchos países hasta la segunda mitad del siglo XX) y porque los descendientes de estas parejas se consideraban siempre negros, por eso lo que sí ha llegado a suceder ha sido lo contrario, niños blancos nacidos de padre y madre negros, como ocurría en La mancha humana, Imitación a la vida y las películas que comentamos en otra ocasión.