Cuando se pusieron de moda las películas catastrofistas en los años 70, una de las que reunió a un mayor plantel de estrellas en su reparto fue El coloso en llamas (1974), que trataba sobre un edificio de lujo pasto del fuego Al menos que yo recuerde, y reconozco que la cartelera de los últimos años no es mi fuerte, esta película todavía no ha tenido remake, a diferencia de La aventura del Poseidón. No lo ha tenido ni debería tenerlo, porque al menos quiero pensar que si se plantea otra película con esta temática, el origen de las llamas tendría que ser un atentado y no sería verosímil que ocurriera por una simple negligencia, como era aquí el caso.
Por lo general, los fuegos de origen eléctrico son debidos a cortocircuitos. Ya expliqué con detalle en otra entrada lo que es un cortocircuito, ahora sólo resumiré que cuando se ponen en contacto dos cables conectados a una tensión diferente, como pueden ser los dos polos de un enchufe, la ausencia de resistencia al paso de la corriente hace que ésta se dispare hasta quemar los cables y toda la instalación si aquélla no dispone de los mecanismos adecuados de protección que corten el suministro. Vi la película hace años y no recuerdo mucho, ahora estoy leyendo en algunos resúmenes de la trama que el incendio se producía por no utilizar los cables adecuados. Si era así, la negligencia ya sería de juzgado de guardia: los cables eléctricos son más gruesos cuanta más corriente tenga que pasar por ellos. Si dimensionamos la instalación de forma errónea utilizando cables de menor diámetro del necesario, estos no podrán aguantar el paso de la corriente sin quemarse. Es un error un tanto burdo, puesto que basta con consultar las tablas que trae el Reglamento de Baja Tensión o cualquier manual de instalador, donde se indica el diámetro mínimo de cable necesario para cada valor de la intensidad.
Una vez iniciado el incendio, en la época de El coloso en llamas apenas se habían desarrollado las normativas o reglamentos de protección contra el fuego. En España funciona desde los años 90, salvo que ya la hayan renovado, la NBE (norma básica de la edificación)- CPI 96, que establece una serie de reglas para facilitar la detección de un incendio, minimizar sus efectos y sofocarlo lo antes posible. Algunas afectan a la arquitectura del edificio, otras a la ingeniería, que sería la instalación contra incendios. Entre las primeras podemos destacar:
- que los elementos constructivos del edificio deberían tener una resistencia mínima al fuego, que se mide por unos códigos muy sencillos. Un muro RF-60 quiere decir que evita la propagación de un incendio durante 60 minutos, después de los cuales empieza a derrumbarse o al menos a filtrar el humo. Una puerta RF-120 aguantará dos horas antes de dejar pasar el fuego; eso debería ser tiempo suficiente para la llegada de los bomberos.
- otro aspecto muy importante es la adecuada compartimentación del edificio, es decir, poder aislar la zona donde se está propagando el fuego y permitir que los ocupantes puedan salir por otra zona segura. La división en sectores se lleva a cabo por medio de las famosas puertas cortafuegos.
- la evacuación además debe facilitarse mediante escaleras amplias y bien diseñadas, que no sea fatigoso bajar. Además las puertas deben abrirse hacia fuera y de forma manual; muchos garajes en los que no se puede salir sin llave incumplen esta normativa.
Eso respecto a la arquitectura del edificio. La instalación contra incendios, por su parte, trabaja en tres direcciones:
- señalizar mediante pegatinas informativas y luces la situación y dirección de la puerta de salida más próxima o la ubicación de los aparatos de extinción.
- detectar la presencia de fuego mediante detectores de humo (los más habituales) y de calor, así como avisar de la formación de un incendio mediante las alarmas.
- sofocar el incendio mediante extintores, mangueras enrolladas en el interior de una urna llamada BIE (boca de incendio equipada) o rociadores que emiten agua desde el techo.
Naturalmente toda esta instalación se llevará a cabo sólo en hospitales y edificios públicos o muy grandes y con mucha ocupación; en un edificio de viviendas normal, exceptuando el garaje, sólo deben cumplirse las medidas de protección arquitectónica y la colocación de extintores en las zonas comunes del inmueble.
Por último, ¿con todas estas normas de seguridad como pueden vivirse remakes reales de El coloso en llamas como lo del edificio Windsor de Madrid? Pues deberían hacer una película que lo explicara.