Pues bien, la ósmosis de marras consiste en que si tenemos dos recipientes, uno lleno de agua con mucha sal y otro lleno de agua con poca sal, y los comunicamos a través de un tubito, el recipiente con agua menos salada irá cediendo su contenido al de agua salada, hasta que el agua tenga la misma concentración de sal en los dos recipientes.
Cuando bebemos agua dulce, nuestro aparato digestivo es un ambiente más salino que el agua, con lo cual esta se filtra a nuestro organismo por ósmosis en un intento de bajar nuestra concentración de sal; pero si el agua está más salada que nuestro cuerpo, no podemos absorberla. Al contrario, perderemos agua que le cedemos a la del mar para tratar de reducir su concentración de sal (el trasvase siempre es del ambiente menos salado al más salado). Así que nos deshidrataremos de forma todavía más rápida, además de estropear el riñón con sales que no podemos filtrar.
La ósmosis es tambíen la forma en la que las plantas absorben agua del suelo. En terrenos muy salinos las plantas se secan, porque en vez de absorber agua, la ceden para igualar su concentración de sal con la del suelo; de ahí que antes en las guerras el bando ganador salara las tierras del enemigo para destruir las cosechas. También es la razón de que los peces de río no puedan vivir en el mar y viceversa; si echamos un pez de río al mar, perderá agua hasta reducirse y quedarse esmirriado; en cambio si se echa a un río un pez de mar, acostumbrado a un ambiente salino, empezará a absorber agua hasta reventar, en un vano intento de igualar la concentración de sal. El cambio del agua dulce al agua salada es traumático, y las especies que consiguen llevarlo a cabo lo hacen a través de una larga y lenta aclimatación. Cosas de la ósmosis.