Todos hemos oido leyendas urbanas de amigos de amigos que hicieron una sesión de ouija medio en broma y a los que les ocurrieron cosas raras en casa: que la tele se apagó sola, que se cayó un cuadro, etc. Y hemos recibido también advertencias de lo peligroso que es este juego; es curioso que este instrumento para hablar con los espíritus siga manteniendo su halo de misterio, y de una cierta "respetabilidad", cuando hace ya más de cien años que se demostró públicamente que es un fraude.
El primer fenómeno paranormal famoso desde que existen medios de comunicación de masas fue el de las hermanas Fox, unas niñas norteamericanas que hacia la mitad del siglo XIX se convirtieron en verdaderas celebridades y recibieron atención de la prensa "seria" por su capacidad para comunicarse con el más allá. La influencia del movimiento romántico y la pérdida de poder por parte de la iglesia en esa época desataron la moda del ocultismo; traer a mediums pasó a ser un entretenimiento habitual en las casas de alta sociedad, como retrató muy bien el gran Federico Fellini en Giulietta de los espíritus, e incluso grandes sabios de distintos campos, incluyendo a Faraday, el padre del electromagnetismo, se interesaron y dieron crédito a este tipo de fenómenos.
Los supuestamente dotados para comunicarse con el más allá tomaron casi siempre como referente la técnica de las hermanas Fox, que hablaban con las almas de los fallecidos en un código sencillo, formulando preguntas directas a las que los espíritus respondían sí o no por medio de golpes claramente audibles para todos los asistentes. Empezó así la parafernalia de la ouija ("oui" y "ja" significan "sí" en francés y alemán respectivamente), que luego otros mediums de éxito fueron perfeccionando: el juntar las manos de los asistentes alrededor de una mesa, colocar un tablero con las letras del alfabeto para que los espíritus pudieran dar respuestas más sofisticadas, etc. Muchísimos espectadores escépticos de múltiples ciudades oyeron estupefactos los sonidos que venían del más allá en una época en que no existían micrófonos, altavoces, magnetófonos ni ningún medio de reproducir sonidos ni de transportarlos de una parte a otra. No había nadie más en la sala aparte de las hermanas Fox y sus espectadores. El fraude era imposible .... ¿o no?
No fue hasta 1888 cuando una de las hermanas Fox, ya entrada en años, confesó el truco: de niñas habían desarrollado la habilidad de hacer crujir los huesos de los dedos de los pies de forma muy sonora, y en vista del éxito, desarrollaron técnicas para hacer los chasquidos aún más audibles, como bañar los pies en agua caliente antes de sus sesiones. A pesar de que la mujer hizo "hablar a los espíritus" a través de los dedos de sus pies delante de testigos, los creyentes en lo paranormal decidieron que esta evidencia no tenía importancia, y prefirieron no creerla en esa ocasión y sí al año siguiente, cuando se desdijo de sus declaraciones. La creencia en la comunicación con fantasmas que responden sí o no a preguntas a través de la ouija se ha mantenido, por lo tanto, hasta nuestros días.
La verdad es que la principal razón para no creer en los mediums, más que el constatado fraude de las hermanas Fox, es que, en el caso de que exista una vida después de ésta, es muy descorazonador pensar que va a consistir en servir de entretenimiento a chismosos aburridos que se sientan alrededor de una mesa para darles interés a sus vidas. Esperemos que el Más Allá tenga algo mejor que ofrecer ....