26 marzo 2008

Conducir en las películas

Hay muchas cosas en las que aceptamos que el cine no es real y la conducción de automóviles es una de ellas. En primer lugar por lo que comentaba otro día de que los coches en el cine sólo dan problemas en el encendido, pero también hay otros aspectos dignos de ser comentados. Por ejemplo, la gran cantidad de volantazos que dan en las películas; cuando alguien conduce en la realidad las curvas en la carretera normalmente son suaves y se va girando el volante paulatinamente. En el cine el conductor suele moverlo con gran velocidad a izquierda, derecha, izquierda, derecha continuamente. Un coche conducido así sería el terror de la autopista, todos los otros vehículos se tendrían que apartar de la calzada y además en el interior se notaría el fuerte efecto de la inercia y sus ocupantes se irían meneando de un lado al otro. Tampoco está mal la tranquilidad con que los conductores en el cine miran al copiloto en lugar de a la carretera.

Pero me voy a detener más en otro punto que es el del cambio de marchas. Todos los conductores sabemos que al arrancar un vehículo la mano se nos va continuamente a la palanca de cambios. Hay que comprobar si tiene la primera metida y al poco de arrancar meter la segunda y generalmente no mucho después la tercera; incluso la cuarta, si estamos en carretera y no en ciudad. En el cine no se ven estos movimientos, el conductor agarra el volante todo el rato. Esto no se aleja tanto de la realidad si se trata de cine americano puesto que los coches estadounidenses suelen tener cambio de marchas automático y no manual.

Ojo, aunque el cambio de marchas se haga automáticamente la caja de cambios funciona exactamente igual que en un coche europeo. Se trata de una serie de engranajes que regulan la velocidad que el motor transmite a las ruedas. Las ruedas giran a menos velocidad que el motor y esta reducción se consigue uniendo el motor con un engranaje pequeño y las ruedas con uno más grande; cuanto mayor sea la diferencia de tamaño entre los engranajes, más se reducirá la velocidad y más lentas irán las ruedas. En el momento del arranque nos interesa que las ruedas vayan a poca velocidad; más adelante lo que hacemos al pisar el embrague (desembragar) es separar los dos engranajes. En ese momento las ruedas giran de forma totalmente independiente del motor (de ahí que el coche se embale cuando pisamos el embrague cuesta abajo y se frene cuando lo pisamos cuesta arriba); al meter la nueva marcha, ya sea de forma manual o automática, se ponen en contacto dos engranajes distintos con menos diferencia de tamaño, por lo que la reducción de velocidad es menor, las ruedas girarán más aprisa. Si la marcha "entra mal" puede pasar que los engranajes no lleguen a hacer contacto y las ruedas giren "locas", independientes del motor; o algo peor, si intentamos cambiar la marcha sin pisar el embrague, y por lo tanto sin separar los dos engranajes, hacemos que uno rasque contra el otro produciendo un desagradable ruido.

¿Y por qué la marcha atrás es por lo general más complicada de meter? Pues porque requiere unir no dos sino tres engranajes; la función del tercero es cambiar el sentido de giro. Ahí sí que los coches americanos tendrán que tener algún dispositivo manual para introducirla; la automatización, como todo, tiene sus límites.

13 marzo 2008

Búsqueda de contraseñas

Curiosamente tengo la sensación de haber visto más películas en las que los buenos intentaban saltarse claves de acceso a redes, protecciones de datos e información privada, etc. que al contrario, que historias de hackers malos. El pirata informático malo suele acosar y mandar mensajes inquietantes a víctimas que a veces se olvidan de que, simplemente desconectando el cable de red, se librarán del espionaje. A un ordenador que no está conectado a Internet no se le puede atacar, aunque sí se le pueden dejar instalados durante el tiempo de conexión virus que actúen después y que hasta el momento hayan permanecido latentes, dando la impresión de que el equipo ha sido atacado en ese instante.

Pero cuando los buenos necesitan saltarse o crackear una contraseña y, tras el inevitable suspense, lo logran en el último segundo, ¿esto responde a la realidad? Pues depende del programa que estén empleando para averiguar la clave (programas que básicamente lo que hacen es probar todas las combinaciones posibles de caracteres a gran velocidad) pero sobre todo depende de la seguridad de la contraseña. En este enlace se muestran unas interesantes tablas con el tiempo que se tarda en averiguar una contraseña; las más fáciles son las numéricas. Una contraseña de 4 números tiene sólo 10.000 combinaciones posibles (puesto que es un número del 1 al 10.000) y a la velocidad de los chips de hoy en día se pueden hacer los 10.000 intentos de forma prácticamente instantánea. Si utilizamos 6 números el hacker todavía lo podrá averiguar en menos de 30 segundos (menos todavía si utiliza toda una red de equipos en lugar de uno solo).

Para ponerlo un poco más difícil podemos usar letras; al tratarse de combinaciones de 26 caracteres en lugar de diez, como en los números, el tiempo se eleva a ocho horas y media para seis letras, aunque si disponemos de toda una red estas ocho horas se reducen a segundos. La complicación se eleva si la contraseña mezcla mayúsculas y minúsculas (las ocho horas no se duplican, sino que se convierten en 23 días), y si además se añaden números el tiempo puede subir hasta 66 días. Como se ve, el incremento del tiempo no es proporcional sino exponencial; por lo tanto lo del experto informático cargándose una contraseña en unos pocos minutos con un solo ordenador, por potente que sea, es puro cine. Otra cosa es que dispongamos de toda una red, pero ese no suele ser el caso en las películas. Sí es muy fácil descifrar una contraseña puesta por algún particular, porque es una cuestión más de psicología que de técnica: probando la fecha de nacimiento, de la boda, los nombres de su mujer o sus hijos, etc. tenemos bastantes posibilidades de acertar. Pero para algo importante, la clave de una empresa, de una organización delictiva, etc. las contraseñas no van a ser tan simples, se recurrirá a mayúsculas, minúsculas y números combinados.

Los tiempos no cambian tanto en el cine y si antaño el western se basaba en que el caballo del malo corría menos que el caballo del bueno, en las películas de acción de hoy en día el ordenador del hacker malo es siempre más lento que el del hacker bueno.