Proyecto dos, que se estrena estos días, es el debut en la dirección de largometrajes de Guillermo Groizard tras un dilatado curriculum televisivo. Se trata de una más que digna aportación del cine español a un género muy poco habitual por aquí, el thriller con toques de ciencia-ficción, como lo fue Abre los ojos en su momento. El arranque de la historia lo constituyen los fuertes e inexplicables déjà vus de un biólogo que sueña muchas noches con Londres, una ciudad en la que nunca ha vivido.
Estos déjà vus (ya vistos en francés), muy impactantes en la pantalla gracias al meritorio trabajo del montador José Ramón Lorenzo, deberían ser llamados déjà vécus (ya vividos) porque generalmente no sólo aluden a imágenes que el cerebro percibe como conocidas, sino también a sonidos, sensaciones, estados de ánimo, etc. Todos los experimentamos alguna vez en mayor o menor medida, aunque son más habituales entre la gente de menos de 25 años, y su causa no está del todo aclarada. Se piensa que se trata, como explica la película, de pequeños fallos del cerebro que nos hacen ubicar erróneamente el presente como pasado, aunque podría consistir sencillamente en una asociación por la cual procesamos toda una experiencia como ya vivida a causa de un sólo elemento, un color, un olor, un sonido, etc. que sí nos resulta conocido. Puesto que todo nuestro aprendizaje se basa siempre en conocimientos anteriores, no resulta extraño que el cerebro a veces se exceda en su trabajo habitual de obtener el todo a partir de una parte. Ni que decir tiene que al no haber todavía una respuesta científica rotunda para explicar el déjà vu, se deja la puerta abierta para las mentes fantasiosas a todo tipo de teorías paranormales, reencarnación, etc.
Aunque entrar en determinados detalles sería destripar demasiado la película, una de las alternativas que plantea el guión para explicar este fenómeno es que se trate de un efecto secundario de la clonación. Si se clonara a un ser humano, ¿el clon reproduciría, aún sin haberlos vivido, los recuerdos del original?
Se trata de pura elucubración pero no resulta descabellado pensarlo dado que los animales clonados hasta ahora no se han comportado como seres totalmente nuevos. La famosa oveja Dolly murió a los 7 años de edad, una cifra inferior al promedio de su especie, víctima de un envejecimiento prematuro y de enfermedades propias de animales de edad más avanzada. Se piensa que el envejecimiento de las células se debe a que los extremos de los cromosomas, llamados telómeros, se van acortando en cada división celular hasta que llegaría un momento en que no serían posibles nuevas divisiones y esto provocaría la muerte de la célula. Los telómeros vendrían a ser indicadores de la edad; las células de los recién nacidos son capaces de regenerarse unas 100 veces mientras que las de individuos adultos solamente consiguen unas 25 duplicaciones. Si clonamos pues las células de un hombre adulto, el clon, aún tratándose de un recién nacido, tiene la edad biológica de su "padre" en el momento en que se lleva a cabo la clonación.
En la película, por lo tanto, los déjà vus tendrían que ir acompañados de un envejecimiento prematuro para hacer más plausible la hipótesis de la clonación. En cualquier caso, como recuerdan los títulos de crédito de Proyecto dos, la clonación se da de forma natural en los gemelos univitelinos, aunque en este caso la duplicación de material genético se produce en un momento tan temprano que no plantearía este tipo de problemas. Probablemente para poder hacer clones artificiales habrá que producirlos, como hace la naturaleza, a partir de individuos muy jóvenes.
Por último, para los que piensan que en España no se hace género de ciencia-ficción, además del film Proyecto dos, los problemas relacionados con la clonación, en este caso de animales, se abordan en la novela Razas de guerra del escritor novel Ricardo Alcañiz.