Hoy volvemos a hablar de estas enfermedades curiosas que se ven a veces en las películas. Mi Idaho privado (1991) era una película independiente de Gus Van Sant en la que River Phoenix, el hermano del hoy en día famoso Joaquin Phoenix que murió poco tiempo después de estrenar este título, interpretaba a un joven que padecía narcolepsia, un trastorno del sueño. La narcolepsia es lo contrario del insomnio, quien la padece sufre una excesiva somnolencia durante el día y se duerme de forma repentina y sin poder controlarlo. Los ataques de sueño pueden ser peligrosos porque en la mayor parte de los casos van acompañados de cataplejia, es decir, los músculos dejan de responder: el enfermo se cae de sueño literalmente. Si no está alguien con él en el momento en que el sueño ataca, cae de bruces y puede golpearse, por lo que la película no exageraba cuando River Phoenix se desvanecía de repente. La narcolepsia es poco frecuente pero tampoco excesivamente rara, afecta a alrededor de una de cada mil personas, y es genética, por lo que los familiares de enfermos deben estar atentos a la hora de detectar síntomas de este trastorno en ellos mismos o en sus hijos.
Existe otra película que ha utilizado la narcolepsia como recurso dramático: se trata de 20 centímetros, un musical español dirigido por Ramón Salazar. No la he visto, pero al parecer trata de un transexual que padece esta enfermedad y que en sus ataques de sueño se convierte en la persona que desea ser: una mujer aguerrida capaz de cantar bien en varios idiomas. Aunque los sueños del enfermo de narcolepsia no tienen que ser ni más ni menos apacibles que los de cualquiera, sí es cierto que son más intensos, puesto que la fase REM de sueño profundo, que es la parte en la que soñamos, comienza de forma casi instantánea en ellos, sin duermevela previa.