28 junio 2006

El auténtico octavo pasajero de Alien

Estamos acostumbrados a ver en la ciencia-ficción naves espaciales con la tripulación dándose una vuelta por los pasillos como Perico por su casa. Pongo Alien como ejemplo no por casualidad, sino porque fue una de las primeras películas donde los viajes espaciales se mostraban como algo cotidiano y la nave no era tripulada por grandes científicos ni astronautas, sino que tenía más bien la función de lugar de trabajo de unos técnicos no muy especializados: la clase obrera también empezaba a recorrer el espacio.

Sin embargo es fácil notar el contraste entre Alien o Star Trek, y películas sobre astronautas con una intención más realista o documental, como Elegidos para la gloria o Space cowboys, donde vemos los efectos de la ingravidez. Viviendo en la tierra, nos parece lógico y natural que el suelo nos "atraiga"; como comentamos ya cuando hablamos de las mareas, las masas se atraen las unas a las otras, y siendo la masa de nuestro planeta tan enorme, nuestra tendencia natural es caernos hacia el centro de la Tierra si no está el suelo para impedírnoslo.

En el espacio no es así y podemos flotar, pero ojo, no porque no exista la fuerza de la gravedad, sino porque las naves espaciales están sometidas a otras fuerzas que la contrarrestan. O bien porque están aceleradas y las llamadas fuerzas de inercia (las fuerzas que nos empujan hacia delante cuando el coche frena, o hacia atrás cuando acelera) anulan la atracción gravitatoria de las estrellas y los planetas, o bien porque están en órbita respecto a algún cuerpo celeste, de la misma forma que la Tierra no se cae porque está en órbita alrededor del sol: si estuviera quieta se precipitaría hacia el sol a gran velocidad, pero como está girando, la fuerza centrífuga (la que hace que el coche se salga de la carretera en las curvas si no tenemos cuidado) se compensa con la atracción gravitatoria del sol.

En una nave en órbita ocurre lo mismo: hay un equilibrio entre el movimiento de giro y la fuerza de gravedad (algo así como la bola de una ruleta, que no cae hasta que la ruleta no deja de girar), y el resultado es la ingravidez dentro de la nave. ¿Por qué los tripulantes de la nave de Alien no flotan entonces? Pues porque la nave dispondrá de un auténtico octavo pasajero, un mecanismo que provoca una aceleración hacia arriba que "clava" a los ocupantes al suelo de la nave, algo parecido a lo que ocurre cuando un ascensor empieza a subir y notamos una pequeña fuerza que nos comprime hacia el suelo. De hecho Einstein, hombre del que no paramos de hablar en el blog, demostró en la Teoría de la Relatividad General que no somos capaces de distinguir entre atracción gravitatoria y aceleración; el efecto de un movimiento acelerado es el mismo que el de la fuerza de gravedad. El guionista de la película obvió dar todas estas explicaciones ... o tal vez ni siquiera se las planteó.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena idea, acelerar a 1G aplicado perpendicularmente al suelo de la nave.

Claro que con esa aceleración, si arrancamos el 1 de enero, un poco antes de Navidad alcanzaríamos la velocidad absurda, o sea c. Y a esa velocidad las escasas braguitas de Ripley serían un desperdicio.

Anónimo dijo...

La gravedad similar a la terrestre en las naves es uno de los convencionalismos más firmemente instalados en el cine de ciencia-ficción.
Imagino al Alien, a los siete tripulantes y al gato flotando torpemente dentro del Nostromo y no puedo evitar una sonrisa.

Mytho dijo...

Siempre y cuando se trate de ciencia ficción "pulp" como los pasquines de mediados del siglo pasado.

Actualmente he leido numerosas novelas de escritores galardonados, como Thimoty Zahn, donde se presta una atención especial al aspecto meramente técnico de la ingravidez dentro de una nave espacial. Sin abandonar ese ambiente de Space Opera que caracteriza a muchas obras de ficción, pero enriquecidas enormemente por descripciones más detalladas y menos improbables.

Además, una nave que acelere continuamente, además de alcanzar en poco tiempo velocidades relativistas, queda el problema del continuo rozamiento con materia interestelar. Y entre más acelere una nave, más peligroso para la tripulación, pues la materia interestelar alcanzará una velocidad de rosamiento tal que adquiriría la característica de rayos cósmicos, friendo en poco tiempo toda forma de vida orgánica en el interior.

A menos que contaran con un blindaje contra la radiación mucho más poderoso de lo conocido actualmente, pero me parece que ese sería tema de otro tipo de post ;)

Anónimo dijo...

un tema muy manido de la ciencia-ficción es el de la gravedad dentro de las naves espaciales.
¿Y que os parece otro tema? El del idioma. Resulta que, en muchos comics y películas, vayan a donde vayan los protagonistas, se entienden perfectamente con la gente.

Dillinger is dead dijo...

No hace falta llegar a efectos relativistas, la Tierra está acelerando continuamente para evitar desplomarse hacia el Sol por la atracción gravitatoria y no tiene ningún problema de ese tipo. Lo que pasa es que estais pensando en una trayectoria rectilínea que necesita aumentar continuamente la velocidad para tener aceleración, pero una trayectoria curva tiene siempre una aceleración sin necesidad de que la velocidad aumente (porque cambia de dirección aunque mantenga su valor constante, y eso también es acelerar). Saludos

Anónimo dijo...

Interesante, no lo sabía...

Anónimo dijo...

El guionista es Dann O´banon.
Y a ese hombre se le perdona todo.

Incluso un fallo tan tonto como ese
:P