La última película que he visto en el cine es la española Zulo de Carlos Martín Ferrera, en la que un hombre es encerrado en un habitáculo sin que lleguemos a saber las razones de su secuestro (terrorismo, extorsión económica a la familia, etc.). Lo cierto es que la peli es desagradable y no tiene mayor interés ni contenido narrativo que el que tendría ver como llevan a un cordero al matadero y lo degüellan. Se supone que lo curioso es el experimento narrativo que supone contar una historia con un solo personaje encerrado, pero lo cierto es que hay films más interesantes que parten de esa misma propuesta y que analizo en este otro artículo.
Pero Zulo tiene un pequeño interés para este blog, que es que en un momento de su cautiverio, el personaje arroja su zapato contra la bombilla que proporciona luz a su habitáculo, y esta se rompe y se quema. Seguramente pocos se extrañarán de que la bombilla arda porque lo hemos visto otras veces, pero ¿nos hemos planteado por qué pasa eso?
En primer lugar conviene aclarar que el fenómeno de que una bombilla arda momentáneamente cuando se rompe el cristal que la envuelve no tiene nada que ver con los fuegos de origen eléctrico, que suelen ser debidos a cortocircuitos, un tema que merece más atención y al que le dedicaré una entrada próximamente. La bombilla consiste en un filamento, un hilo, de un elemento químico llamado wolframio, al que se le conoce más popularmente como tungsteno, que alcanza temperaturas muy elevadas cuando pasa la corriente eléctrica por él (que la electricidad produce calor, fenómeno al que se le llama efecto Joule, no es nada extraño, lo vemos todos los días en los hornos eléctricos, tostadoras, secadores de pelo, estufas y radiadores eléctricos, etc.). El wolframio alcanza una temperatura tan alta que la única forma de que no arda es conservarlo en una cápsula sin aire, a la que se llama precisamente bombilla. De ahí que si rompemos el cristal, el wolframio a alta temperatura reacciona con el oxígeno de la atmósfera y arde, mientras que si no se rompe el cristal la bombilla nunca se quemará por mucho que, por cualquier circunstancia, deje de funcionar y digamos que está fundida.
La bombilla, invento patentado, que no descubierto, por Edison, se basa por tanto en la incandescencia, la emisión de luz a altas temperaturas. La mayor parte de energía eléctrica que recibe este tipo de bombilla la va a emplear en calentarse, por lo que su rendimiento es más bajo que el de los otros tipos de lámpara, las fluorescentes, como la del dibujo, cuyo funcionamiento se basa en la emisión de luz cuando se recibe una radiación ultravioleta. Los fluorescentes no arden pero son mucho más complejos (y por lo tanto más caros y menos apropiados para un zulo).
2 comentarios:
Mmmm... No pongo la mano en el fuego. Pero me parece recordar que (en castellano), el elemento es tungsteno. Wolframio es el mineral de donde se extrae (o de donde se aisló por primera vez)
No, en la tabla periódica aparece el wolframio como elemento químico, de número atómico 74 y símbolo W para ser más exactos. Lo de llamarlo tungsteno viene del inglés. Saludos
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