09 mayo 2008

Despierto: fallo en la anestesia

El thriller Despierto (Awake), estrenado hace unos pocos meses, trataba de un enfermo operado del corazón que recobraba la conciencia durante la intervención quirúrgica. El que la anestesia falle y origine lo que en la jerga médica se conoce como un despertar intraoperatorio es, por razones fácilmente comprensibles, una de las mayores pesadillas de quien va a sufrir una operación. La primera vez que vi algo del estilo fue en uno de los capítulos de Nip Tuck, en el que una de las pacientes era plenamente consciente de estar siendo operada y sufría los atroces dolores del bisturí encontrándose completamente paralizada e incapaz de reaccionar. Pensé que se trataba de una más de las tramas delirantes de esta enloquecida (y genial) serie pero tras ver que la misma idea se repetía en la película he querido documentarme acerca de esta escalofriante posibilidad.

Pues efectivamente se estima que algo más de uno de cada mil pacientes se despiertan mientras están siendo operados con anestesia general y son capaces al recobrar la consciencia de recordar detalles de la operación y conversaciones del equipo médico. Afortunadamente, en la mayoría de casos de awareness, como se denomina este fenómeno en inglés, el despertar no es total y el paciente sólo percibe vagamente algunos sonidos y voces. No es extraño que la consciencia auditiva sea la que más fácilmente se recupera porque también es el oído el primer sentido que se despierta cuando ceden los efectos de la anestesia después de la operación. Menos frecuente es que el paciente sea plenamente consciente y note lo que están haciendo con su cuerpo y aún en estos casos normalmente no existe sensación dolorosa, puesto que junto con los músculos las terminaciones nerviosas capaces de producir dolor están inactivas. Sí existe una minoría de casos en los que la anestesia mantiene los músculos paralizados pero no los nervios y el paciente siente un dolor que no es de extrañar que le cause un importante estrés en el postoperatorio.

Es en las operaciones de corazón donde se produce una mayor incidencia del despertar intraoperatorio, lo cual representa un acierto de la película. La razón es que, debido a los problemas en la circulación de la sangre que plantea intervenir en el corazón, se tiene que recurrir a dosis más bajas de anestesia. También ocurre con mayor frecuencia el despertar cuando la anestesia se administra por vía intravenosa, resultando más segura su inhalación.

¿Cómo se puede prevenir el despertar intraoperatorio? Es más, ¿cómo se sabe con certeza que el paciente está totalmente dormido y que por lo tanto se le puede operar sin riesgo? Existen ciertos síntomas fisiológicos, como medir la frecuencia cardíaca, el lagrimeo o la sudoración, pero no son del todo seguros. Igual que para identificar la muerte, la certeza sólo nos la puede dar la medición de la actividad cerebral mediante un índice llamado BIS o biespectral que valora la depresión del sistema nervioso a partir de los datos de un encefalograma. Aunque esta técnica ha sido recientemente cuestionada por un estudio, hasta al momento se suponía que daba resultados muy fiables, sobre todo en la anestesia introducida por vía intravenosa, que ya vimos que es la que presenta más riesgo de despertar intraoperatorio.

Me atrevo a añadir por mi cuenta y riesgo que no me fiaría demasiado de estudios hechos en Estados Unidos acerca de pacientes traumatizados por haber sufrido dolor durante sus operaciones, puesto que se trata del país de los picapleitos y, dada la dificultad de demostrar si uno ha sentido dolor o no, puede surgir la tentación de demandar al equipo médico, sobre todo en un país en el que no existe sanidad pública y los pacientes tienen que costearse de su bolsillo estas carísimas intervenciones. Una indemnización por negligencia puede sacar al supuestamente despierto durante la operación y a su familia de muchos apuros económicos. Con esto no digo que los despertares no se produzcan porque los datos así parecen afirmarlo, pero francamente me fiaría más de estadísticas hechas en países donde exista la seguridad social.